Lo de Dave Franco y James Franco es algo que uno no se explica sin recurrir a los sucesos paranormales. Hay que ver lo pícara que puede llegar a ser la genética a veces, que no solo lo hace todo bien y se marca una obra de arte como James Franco en este nuestro mundo sino que además quiere repetirlo con su hermano pequeño y la tía, con todo su esfuerzo y sus ganas puestas en ello, desafiando a las leyes de la naturaleza que obligan a que sólo un bombón como él piso el mismo suelo que el resto de los mortales... va y lo consigue.
Será por eso que Terry Richardson está tremendamente enamorado de los hermanos, y es que razones no le faltan desde luego. Que yo no digo que no tengan una relación más que la profesional el fotógrafo y los hermanos, porque de hecho se llevan fenomenal, pero es que si yo soy fotógrafo y me vienen a ver la parejita un domingo para tomar un café, yo tampoco podría resistirme a sacar la cámara y hacer un par de fotos para alegrarme la mañana con tanto cuerpo serrano a la luz del sol y en el borde de la piscina.
Y es que la madre tiene que estar orgullosa de los dos mozos, porque no sólo son guapos (que lo son) sino que además tiene éxito, son buenos profesionales, saben lo que se traen entre manos y se rodean de la creme de la creme hollywoodiense que les aclama y les vitorea allá por donde van. Sinceramente y con toda confianza... ¿se le puede pedir algo más a la vida aparte de eso? ¡Sí, que Dave Franco se fije en mí!
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