Noticias de Juan Jose Ballesta en Poprosa

Las opiniones son como las nalgas, todos tenemos dos, una mala y otra peor. Y como diría Alaska, la envidia es como un puñal y su novio es un zombi. Y me refiero al Vaquerizo; pero no quiero irme del tema. En fin, que la alfombra roja verde de los premios Goya es un escaparate, o un desfile, y yo no soy capaz de comportarme como un espectador pasivo, me veo en la obligación de poner los puntos sobres las íes, las diéresis sobre las úes y la galería después del salto.

Vamos, que no puedo dejar títere sin cabeza ni titiritero sin mancillar. Así que mientras el resto de la humanidad habla de lo humano, a mi me toca hablar de lo divino, y precisamente divinas iban Maribel Verdu de Ferreti, Elsa Pataky de Versace, Belen Rueda de Carolina Herrera y sobretodo Goya Toledo de Ellie Saab.

Pero como toda cara conlleva una cruz y no existiría lo divino sin lo infernal, en el lado oscuro de la moda destacaríamos a Claudia Molina y ese vestido que parecía recien vomitado por un bebe lisérgico, el bolso de mi adorada Barbara Goenaga (¿Cómo puede una mezclar un vestidazo de Dior con un bolso de mercadillo?), y muy especialmente Neus Asensi.

La dulce Neus iba envuelta en papel de albal un Versace rollo “putón verbenero”, que ni un avatar de Pamela Anderson en un club de Strip Tease se calzaría, porque Neus no se vistío, se calzo el modelazo. Mira que me gusta como actriz, con ese rollo Magnani desgarrada de grandes tetas que tiene; pero su estilista debería morir de una sobredosis de peta zetas a la voz de ya.

De ellos prefiero no hablar, porque la mayoría tenía un aire “obrero de la construcción que de un pelotazo se hace constructor” que pa que. Y es que esto es cine, es glamour, es marketing, es actitud y si quieren vender sueños, ¿qué les cuesta gastarse 900 euros en un smoking de Dolce&Gabanna o Gucci en plan inversión para el resto de las galas a las que asistan el resto de su vida?

Manuela Velasco iba ideal; aunque no pueda mirarla sin tembar de terror desde que viera la película que le dió el Goya. Mónica Cruz lucía preciosa; aunque ese bronceado zaplanista no me termina de convencer y Alejo Sauras lució pajarita y triunfo por el lado de ellos. Caso aparte fue el acompañante de Trinidad Jimenez, que provocó espasmos entre la concurrencia con un inenarrable chaleco.

La señora de Jaime Rosales, director de la película ganadora, parecía envuelta cual bombón, era un cruce entre un “Mon Cheri” y la caja roja de Nestle. Gala Evora, la Lola Flores de la polémica, iba envuelta en una sabana de raso azul y Hugo Silva, Hugo Silva da igual como fuera, el caso es que no iba conmigo.

Echad un ojo a la galería y polemizad, que de eso se trata.

Fotos | Jorge París para 20 Minutos.

Vía | 20 Minutos

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