Que todo el mundo mantenga la calma que Whitney Houston no ha vuelto a empinar el codo o al menos no que nosotros sepamos. Cada cual es libre de hacer lo que le plazca en su casa y con sus botellas pero de momento nuestra Whitney sabe mantener el brazo pegado al cuerpo delante de una buena botella de ginebra. El problema está en que no sabe mantener pegada la lengua al paladar cuando monta en los aviones, y eso nos puede traer muchos problemas querida, muchos problemas…
¿Que qué ha pasado? Pues no soy médico y tampoco tengo la intención de hacer un diagnóstico erróneo pero conociendo al Whitney Houston y sabiendo de antemano que pasó en el avión, podríamos decir que lo que tuvo fue un ataque de ego y autosuficiencia que ni con todos sus premios sentados al lado de ella en el avión se le hubiese pasado. Vamos, que se negó a abrocharse el cinturón de seguridad alegando que las divas no tenían porque hacerlo. Y sí, para quien no lo sepa Whitney Houston se considera a sí misma una diva como la copa de un pino.
Como era de esperar, al personal de vuelo se la sudaba un poco que Whitney Houston fuera una diva o el mismo Buda reencarnado en el cuerpo de una mujer afroamericana, ellos no despegaban hasta que no se abrochara el cinturón como mandaba el reglamento que, por supuesto, estaba también indicado para divas, reyes, papas y demás personalidades célebres de este nuestro planeta.
Al final, después de mucha persuasión (repito, no hubo alcohol de por medio, ni siquiera en el momento de persuadirla) la pobre no le quedó más remedio que tragarse su ego, y eso que ya había comido, abrocharse el cinturón y ocultar su cabeza cual avestruz debajo del periódico para evitar las incómodas miradas de los pasajeros que se cagaron en todo lo defecable por no haberse cogido un avión que no llevase famosos encima. Por supuesto ella se disculpó y dijo que estaba algo alterada porque ya había perdido un vuelo ese día. Cosas de famosos…
Vía | Cuore
Foto | Whitney Houston en Facebook
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