La gran cagada de Pablo Motos durante la disculpa pública de Tamara Falcó por haberse saltado las medidas anti-covid

Hoy nos ha tocado tragarnos 'El Hormiguero' a todos los que estamos esperando que empiece 'Mask Singer', cuyo comienzo es más o menos a la hora que Esperanza Gracia está en la competencia. Y, aunque las hormigas son de lo mejorcito que hay en la tele, en el lado opuesto está la tertulia cuñaísta, liderada por Juan del Val, donde Tamara Falcó ha contestado a la crítica popular y a la prensa que la ha condenado por haberse saltado normas anti-COVID.

"Te han pillado dos veces saltándote las medidas y las revistas te llaman 'la reina de la noche', Tamara", le ha recriminado su jefe. Y es que esta vez la que se disfraza de María Teresa de Calcuta en Halloween se ha pasado de malota: no es peli-negra, aunque sí peli-grosa. Pero la Falcó aprende de los mayores, que le echan la culpa a los políticos de todo. ¿Que le he sido infiel a mi pareja? ¡La culpa la tiene Pedro Sánchez! Es un ejemplo, tranquilo Íñigo, que no hay más imágenes para ti.

Pues bien, esa ha sido su primera reacción: "a mí me gusta más cuando comenzamos metiéndonos con el PSOE", ha dicho siendo aplaudida y con risas por sus compañeros, a pesar de que el 90% de sus tertulias consisten en darnos lecciones de moralidad y seguridad (y el otro 10% de los looks de Nuria Roca y la aburrida forma de ver la vida de Juan Del Val).

"Quiero pedir públicamente perdón porque es verdad que el martes fui a cenar a la Moraleja y me dicen '¿de dónde vienes?', y digo 'de Madrid', y me responden, '¿pues sabes que estamos confinados?', y yo le dije 'ups'. Había un montón de prensa captando el momento", ha confesado la marquesa de Griñón reproduciendo el diálogo como si fuera una narrativa de Vargas Llosa cuando en realidad tenía más el nivel de un episodio de Winnie The Pooh.

Cuando Falcó parecía que había llegado a un callejón sin salida con una señal de 'stop' en cuanto a excusas se refiere, se le ha ocurrido decir que ella ya no se entera de qué sitios están confinados y cuáles no con tanto lío de políticas. Vaya, que informarse de cómo hacer una deconstrucción de una esferificación de un huevo escalfado con aroma de boniato y polvo de edamame, eso sí, pero googlear "¿está la Moraleja confinada?", eso no... "Está super mal no haberme enterado de las noticias y haber ido", ha reconocido.

La otra gran falta de la marquesa de Griñón la ha explicado haciendo alusión a la gran relación que tenía con los paparazzis, hasta que le han empezado a resultar algo agobiantes desde que ha empezado su relación con Íñigo Onieva. "Está fatal lo que hice, fui a la cena de un amigo y me estaba esperando otra vez un montón de prensa y pensé 'es el toque de queda, se tienen que ir... Son las 00.00h... Se tendrán que ir' y, entonces, lo retrasé a propósito pero, cuando abrí la puerta para salir, estaban todos", ha vuelto a confesarse la católica sin decir 'Ave purísima, sin pecado concebida'.

Con lo bien que iba la colaboradora, ha llegado Pablo Motos para pifiarla, recriminándole a la prensa que, aunque ella lo estaba haciendo mal, también los fotógrafos sobrepasando el límite horario. Pero claro, no había caído en que esos pobreticos, que están esperando cuatro horas pasando frío y viendo por la ventana los langostinos que se jala la Falcó calentita dentro del hogar, estaban trabajando por vender las fotos por cuatro duros. Acababan antes si la Falcó les diera una propinilla...

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