No, el latino que entonaba eso de "no es vida de rico, pero se pasa bien rico, si no alcanza para el aire (acondicionado) te pongo abanico" no era Luis Miguel. Nada más lejos de la realidad. Es imposible que el cantante de boleros pueda cantar unos versos con los que comulga menos que con la capa de ozono (dada la cantidad de laca que usa). De momento descartamos verlo con pantalón bombacho, tatuajes y bigote a lo capitán Garfio haciendo apología de que no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita. Si no me creéis, preguntadle a Paloma Cuevas, su nueva churri.
Hace unos días saltaba la noticia bomba de que Paloma Cuevas ya olvidaba a Enrique Ponce con otro galán: el mexicano más internacional, Luis Miguel ni más ni menos. Una forma no solo de sacar de su vida al que fue su marido sino también de juntarse con alguien que, cantando el mismo estilo que el torero, al menos no rompe los cristales con su voz.
El cantante gozaba de gran amistad con el torero y Paloma antes de enamorarse de la empresaria. Hace dos años era el propio Enrique Ponce el que destacaba un bonito gesto que Luis Miguel tuvo con Cuevas donde ya dejó entrever su interés hacia ella. El de las rancheras ejercía de anfitrión en México por una corrida que tenía Ponce en el país latinoamericano.
La Cuevas se hizo la "te pongas como te pongas yo a ti no te conozco" al reconocer no haber escuchado el último disco de LuisMi (que nada tiene que ver con el ex de Ágatha Ruiz de la Prada, el chatarrero). Era normal, porque el disco tan solo estaba a la venta en Estados Unidos. Es por eso que Luis Miguel cogió su jet privado hasta Miami para comprar su propio disco y regalárselo a Paloma Cuevas.
Un gesto que no solo hizo que Paloma saliera de la Cueva antirancheras en la que vivía, sino que también hizo a Luis Miguel apuntarse un tanto como el galán exagerado al que no le importa dañar el planeta por tal de irse a un Fnac fresquito (que con la ola de calor se agradece). Todo apunta a que el cantante siempre estuvo loquito por la exmujer de Ponce. Tanto es así que no le importó gastase varios miles de dólares en el viaje con el que empezó a conquistar a Paloma Cuevas.