Ay... Que hoy venimos a dar un tras-trás en el culete. Que a veces se nos calienta la boca y hacemos comentarios que mejor guardárnoslo en el bolsillo trasero del pantalón. Y nosotros lo asumimos, claro, que alguna vez nos ha pasado y hemos metido la pata... Pero hoy no venimos a hablar de nuestra persona.
Venimos a hablar de Alessandro Lequio y de su hijo, Clemente Lequio, que nació de la relación del Conde con Antonia Dell'Atte... Cómo suena esto a telenovela italiana, cómo nos gusta.
Pero el caso es que al Conde Lequio se le ha ido un poquitín la lengua (o los dedos sobre el teclado) en un comentario que le ha dejado a su hijo Clemente en Instagram. Más concretamente en una imagen en la que el jovenzuelo aparece en la playa sin camiseta.
Entre otros comentarios sobre su cambio físico está el de su padre: "Ponte en forma. Mente sana en cuerpo sano", escribe. Vamos a ver, papá Lequio, que ha habido un confinamiento de por medio y eso convalida para todos los cambios de peso... Y aún así, ¿qué? ¡¿Qué?!
Debido a la cantidad de comentarios parecidos que ha recibido, Clemente ha decidido contestar con un vídeo: "Me he despertado con comentarios de gente, de amigos, que me dicen que estoy gordo. Sí, estoy un poco gordo, pero a mí sinceramente no me importa".
Porque no nos puedes ver, Clemen, pero nos hemos levantado de nuestra silla para ponernos en pie y aplaudirte. "Quería dedicar un minuto de silencio a esta gente", añade. Claro que sí, Clemen. Pues nosotros te acompañamos en el minutito.
Bueno, técnicamente estamos escribiendo, no hablando, así que podemos seguir... ¿no? Porque el muchacho no se queda aquí y continúa con su reflexión, preocupándose porque la gente se fije en su físico en un momento en el que el mundo está en plena crisis: "¿Qué es más importante, el cuerpo y estar en forma en vez de poder trabajar y traer el pan para comer a tu familia?", concluye.
Te hacemos la ola, Clemen. Alguien lo tenía que decir alto y claro. Que a nosotros las tabletas que nos gustan son las de Milka. Abajo las sentadillas... ¡arriba las empanadillas!
