Esta es la decisión (también sobre la custodia del perro) que han tomado Lola y Diego en la hoguera final de 'La Isla de las Tentaciones 3'

El fuego está encendido, la leña arde (Rosito y las joyas que Manué le regaló a Lucía también), como diría la Pantoja. Ha llegado el fin de curso de esta tercerda edición 'La Isla de las Fornicaciones' y los concursantes ya están listos para decidir qué camino tomarán a partir de ahora. El universitario seguro que no, a excepción de Claudia, la estudiosa del grupo.

Lola se ha calzado los taconazos del Bershka y se ha vestido de flamenca con este vestido de Sara Baras en sus inicios (en homenaje al espectáculo de Fiama y Manué en el baño) para esperar a que Diego James Lover, cantante de reggaetón y boxeador (el Omar Montes vikingo), le acompañara al cajón en este dueto musical y que le perdonara con el fin de poder llevar su conciencia tranquila de vuelta a España, tal y como la llevó a la isla.

El encuentro ha sido más frío que el salón de Elsa de Frozen. Diego ni siquiera ha querido saludar a Lola, vaya, que ni 'hola'. La lianta máxima de la edición se ha dado cuenta entonces que se la había olvidado llenar el surtidor de lágrimas antes de acudir a la hoguera. Hacía como que lloraba, pero no. Lo que viene siendo un aprendizaje de la vieja escuela de Marta Peñate.

"Cuando llegué de la confrontación me quedé con una frase. Dijiste que te habías dado cuenta que estabas más enamorada de mí de lo que pensabas por mi cambio de actitud. ¿Y que después hayas hecho los hechos que has hecho?", explicaba Diego como principal motivo de no haberla saludado y sacando al mercado un nuevo trabalenguas para sustituir al desfasado 'tres tristes tigres comían trigo en un trigal'.

Diego y Lola en su hoguera final

Lola ha explicado que, aunque le encantó verle en el vis a vis que ya tuvieron, le pudo la emoción, porque en realidad ya no está enamorada de él. Ella reconoce que necesita varios chutes de ubicaína y de coherencihuana tras la vida estable de cincuentona que, según ella, llevaba junto a Diego.

Hombre, a ver, teniendo en cuenta que, como vikingo, James Lover tiene casi dos mil años de historia... ¡Demasiado moderno estaba siendo llevando una vida de jovenzuelo de cincuenta! Sin embargo, para Lola, no ha sido lo suficiente millennial... A partir de ahora, en su biografía de Tinder, Lola escribirá: "busco TikToker para hacer el challenge del sexo y unboxing de mi corazón".

"Volví a la villa y salió la Lola que quiere vivir sus 24 años. Me has hecho muy muy feliz, pero me ha salido así porque por una vez he pensado en mí [...] Si a mí esto me pasa con más edad, yo estoy encantada de tener una relación feliz, porque él me ha querido mucho, pero siento que necesito vivir más antes de meterme en una relación cerrada", le ha confesado Lola a Diego usando el "necesito vivir más" como eufemismo de "quiero darle al bacalao tostao libremente".

Siendo justos, Diego ha pecado exactamente lo mismo que Lola (infidelidad recíproca, lo llaman) en este valle de marraneo, aunque aludiendo al "respeto" como si el no meterse en la cama a hacer el frosky estableciera una gran diferencia entre ambos.

El avilés (no José Antonio, sino el vikingo) ha reconocido sentir "vergüenza ajena", "decepción" y "traición" al ver junto a ella las imágenes más tórridas de Lola y Carlos en la cama, en la ducha, en el techo, en la pares... Solo les ha quedado por estrenar el baño, que ya lo hizo Manué por ellos. Y digo "junto a ella" porque, debido al veto del sevillano, tan sólo las han visto la expareja.

Tras mirarse a los ojos y confesar que se quieren, pero que lo suyo está más destrozado que el crédito de la universidad del máster de la Cifuentes, Lola y Diego han abordado el auténtico tema importante: la custodia de Horus, el perro deseado.

Diego en realidad es un modelo pagado por Anabel Pantoja para mostrar la calidad de las joyas que vende

"Me he dado cuenta de que no estoy enamorada, porque una persona enamorada no hace estas cosas. Lo siento por hacerte daño, por haberlo hecho aquí. Si no hubiera pasado esto, no hubiera descubierto que esto no es lo que quiero en mi vida, igual me hubiera plantado con un hijo que me hubiera hecho muy feliz, pero a la hora de la verdad me hubieran faltado muchas cosas", confesaba entre lágrimas (ahora sí con sustancia mineral) Lola Lolita la piconera.

Diego también ha querido disculparse por "si en algún momento no te he hecho feliz" y ha accedido a dejar que Lola vea a Horus por el bien del perro, porque sabe que va a estar mejor viéndola de vez en cuando.

Lola pidiendo por favor a Diego que le deje ver a Horus

Ella, la que hubiera caído también en la tentación de Dani Rovira o César Millán (por su amor a los perretes), le ha faltado besarle los pies para agradecerle "el peso que me acabas de quitar de encima". La pobre le estaba suplicando que le dejara pasear de vez en cuando a Horus... Lola ya se veía desempolvando el Nintendogs para poder superar su pérdida.

Tanto Diego como Lola han decidido responder a la gran pregunta con la misma respuesta: ambos se van solos de esta experiencia en el golfo de los golfos.

El vikingo de ascendencia cántabra ha dejado en el puerto a Carla Divinity, es más de Nova (echan mejores novelas turcas) y ha optado por zarpar sin ningún compromiso:

"Soy una persona que, cuando pasan estas cosas, necesito tiempo para pensar en mí sobre todo, así que la respuesta es clara. Quiero abandonar 'La Isla de las Tentaciones' solo. Quiero en un futuro ser un novio distinto, más cariñoso, demostrar el doble de amor", soliloquiaba Diego antes de coger el petate e irse admitiendo tener que cambiar muchas cosas antes de volver a tener pareja.

Encogida de hombros, sin parar de llorar, siendo laísta por encima de sus posibilidades y tras fundirse en un largo abrazo de Diego (el vikingo más conciliador de la historia) implorando su perdón, Lola se ha despedido de solipandi de Sandra Barneda:

"Mi proceso aquí ha sido para encontrarme a mí misma, para saber que quiero disfrutar una larga etapa, aprender a estar sola, necesito madurar por mí misma", ha concluido con su decisión final aunque, conociendo los bandazos que da, todavía es posible que aparezca en la hoguera de algunos de sus compañeros para decir que ha cambiado de opinión por vigésimo novena vez.

Vía | Mitele Plus y Telecinco

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