Así fue la primera (traumática) Nochebuena de Letizia Ortiz en Zarzuela: regalos feos, cuchillos voladores durante la cena y una misa del gallo eterna

Así fue la primera (traumática) Nochebuena de Letizia Ortiz en Zarzuela: regalos feos, cuchillos voladores durante la cena y una misa del gallo eterna
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Sí, este titular parece el nombre de un capítulo de 'La Que Se Avecina', sin embargo, da nombre a uno de los peores recuerdos navideños de la reina Letizia según ha relatado Pilar Eyre, directora de esta serie Real (de 'AliExpress' si la comparamos con 'The Crown'), en exclusiva para la revista 'Lecturas', donde ha detallado cómo fue la primera Nochebuena de la presentadora del informativo junto a su recién estrenada familia política, la de su prometido Felipe (el 'VI' vino luego...)

Corría el año 2003 cuando una jovencísima Letizia Ortiz, antes de descubrir su vocación como muñeca de cera, se sentó a cenar en la mesa de la Zarzuela un frío 24 diciembre. Los hombres de gris se encargaban de todo sirviéndola por la izquierda, Juan FucKarlos I se veía a sí mismo pronunciar su último discurso que le llenaba de orgullo y satisfacción antes de conocer a Corinna Larsen y "Doña Sofía hablaba en voz alta con su hermana Irene para demostrar que nada de lo que decía su marido en televisión podía interesarle", tal y como ha relatado la periodista.

Bocatones

El ambiente era tan hostil que solo faltó que le dieran a Letizia un tenedor para tomar la sopa aguachirri que sirvieron como entrante en el menú compuesto por perdices escabechadas, pavo, besugo, col lombarda y otros platos de pijos (¿dónde está la ensaladilla rusa?) de los que pasaron Doña Sofía y la infanta Cristina por ser vegetarianas, sustituyéndolos por pasta (pero no 'Gallo', claro, pobre animal).

Según este tétrico relato, susceptible de una primera temporada de 'Spanish Horror Story', de todos los familiares, la que fue más tirana con la actual Reina fue la infanta Pilar, la hermana de Juan Carlos I, que "la miraba de arriba abajo" y soltó un bufido de los que se clavan en el alma (si es que la nobleza también tiene de eso) cuando Leti comentó que no sabía ni esquiar ni navegar. Sin embargo, la mano amiga se la tendió la otra hermana del Rey con nombre de pizza y cóctel al mismo tiempo, Margarita, que le murmuró un cómplice "no te preocupes, es muy fácil". Es que Margui es una cachonda, tanto, que es amiga de Víctor Sandoval y todo (verídico).

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"Al pie de la escalera habían instalado el árbol y se repartieron los regalos mientras los criados pasaban bandejas con canapés y pan inglés ('bread', supongo). A Letizia le tocó un feo pijama de franela y zapatillas a juego que había comprado su suegra en los almacenes Harrods en Londres", ha contado con dramatismo Eyre. No hay nada más cutre que regalar ropa de cama sin morbo por Navidad, lo digo.

Me imagino a nuestra Leti poniendo falsa cara de "me encanta" al descubrir este horripilante pijama con la cara de Piolín en relieve y de pelito. Si lo que quería la Sofi era evitar el tiki-tiki entre su hijo y su novia esa noche sagrada, te digo yo que lo consiguió. Pero porque a la pobre, después de esta traumática cena, no iba a levantar cabeza ni aunque le hubiera regalado uno de encaje rojo confeccionado por el mismísimo Lorenzo Caprile... ¡Y aun queda lo peor!

Bocatones

Por lo visto (que no creo que Pilar Eyre lo viera), en un momento dado todos los comensales se levantaron de la mesa, concretamente a las "doce menos cuarto", que la Pili lo tiene todo cronometrado como un profesor motivado de Educación Física. "Leticia preguntó qué pasaba y Felipe le contestó que acudían a la misa del gallo en la capilla", pero a todo el mundo le surgió algo: el Rey se metió en su despacho (que ahora es Abu Dabi), otros cogían el coche porque les habría surgido un imprevisto, el de preferir emborracharse a aguantar a un cura a las doce de la noche...

"Pero Felipe la miró de una forma tan suplicante que se envolvió en su capa y, aunque le hubiera gustado volar como Mary Poppins y perderse en los espacios siderales, tuvo que aguantar la hora entera que duró la ceremonia", ha contado con tintes de novela negra (como si Letizia se viera tentada a quitarse de esa vida) esta maravillosa escritora. Pero atención al final, porque es el culmen.

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¿Para qué escribir algo cuando es insuperable la conclusión de Eyre, mi maestra, mi profeta? "Cuando volvieron a casa (que Leti no se quedaba en la suite de invitados, por ser una divorciada, republicana, periodista o lo que fuera), el césped brillaba hechiceramente (como su cara ahora) bajo la escarcha y se veía a los gamos caminando el libertad, pero Letizia estaba tiritando, y no solo por el frío". ¡Pam! Ahora vas, y te quejas de familia política esta Nochebuena si tienes narices...

Fotos | GTres

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