Aunque ahora reposa aburrido sobre un sofá de lujo en Abu Dabi, los años dorados de Juan Carlos I no fueron precisamente tranquilos. Las aventuras del emérito con sus innumerables amantes han despertado la polémica eterna entre el pueblo llano. Aquel monarca que trajo la democracia a nuestro país será recordado, por los siglos de los siglos, por su insaciable adicción a la buena vida.
No es ningún secreto que el matrimonio de Juan Carlos y Sofía jamás funcionó. Hay quien dice que estuvieron enamorados, pero sea como fuere, está claro que el ex monarca tenía ojos para otras. No podía evitarlo. Su afán por las mujeres era imparable, y Bárbara Rey vivió aquello en sus propias carnes.
La que fuera esposa de Ángel Cristo compartió, entre idas y venidas, 18 años de su existencia con don Juan Carlos. Al parecer, fue él quien se interesó por la vedette y no paró hasta conseguir su objetivo: conquistarla. Bárbara, obnubilada, cayó rendida sobre los brazos de un rey que la colmaba de lujos.
Tal y como publica ElNacional.cat, la actriz y el monarca se veían en el famoso chalet de Boadilla. Allí retozaron entre las sábanas en infinidad de ocasiones, compartieron confidencias y brindaron con uno de los mejores vinos del país. En concreto, al rey le gustaba beber Vega Sicilia. Además, fumaba puros y se hinchaba a jamón de jabugo.
"Sábado por la noche de un día de invierno de 1994. En el chalé de Bárbara Rey, el Vega Sicilia está a 17 grados. Ha puesto dos copas y un plato de Jabugo. Los Cohiba, en su caja metálica. Ella está sola, esperando a su amado. El hombre al que está esperando, su amor desde hace ya 16 años, es el rey de España", explicaba Pilar Eyre en uno de sus libros, tal y como recuerda elmencionado portal.
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