Han pasado ya muchos meses desde que se produjo la reunión que lo cambió todo. Teresa, todavía consciente de todo lo que le rodeaba, jamás se enteró de aquel encuentro entre sus hijas y Gustavo, el chófer al que quería como a un hijo. Cansado de que pronunciasen su nombre en 'Sálvame', el actual concursante de 'GH VIP' citó a las hermanas para darles un ultimátum.
Cada tarde, el chófer de la Campos estaba condenado a escuchar distintas barbaridades en Telecinco. Desde el programa de las frutas insinuaron que él filtraba información sobre Teresa, e incluso dijeron que llegó a grabarla en ocasiones. Aquello no era ni mucho menos cierto. Gus adoraba a su jefa y jamás pensó en venderla, pero las hijas de la presentadora llegaron a sospecharlo.
Eran tantos y tan sonados los rumores que Terelu y Carmen desconfiaron del que fue como su hermano. Lejos de defenderlo en televisión, cerraban el pico y agachaban las orejas. Gustavo, al percatarse de aquello, se sintió traicionado y citó a las hermanas en su piso de Paracuellos. Allí, sin cámaras ni testigos, fue muy claro con ellas: o frenaban las habladurías o dejaba el trabajo.
Las Campos vieron entonces al lobo. No podían permitir que Gus se alejase de su madre en un momento como aquel. Teresa estaba en pleno declive y el chófer era su compañía diaria. "Gustavo les planteó dejarlo si dudaban de él, pero ellas le suplicaron que no lo hiciera porque quedarse era lo mejor para su madre", explican desde Informalia.
Finalemente, así fue. El chófer mantuvo su contrato hasta el último día de Mari Tere. Estuvo junto a ella hasta el final y tanto Terelu como Carmen fueron especialmente cercanas con él tras la muerte. En definitiva, Gus era un hijo más y así fue tratado por las hijas biológicas de la presentadora.
Fotos: Gtres