Onieva y Falcó continúan su aventura sudafricana. Se casaron el 8 de julio, e inmediatamente después, comenzaron su luna de miel y diamantes que se alargará hasta mediados de septiembre. Cualquiera no puede permitirse semejante viajazo, pero la fama es lo que tiene: van de gratis a cambio de cuatro 'stories' y dos publicaciones en Instagram. Es triste para el resto de mortales, pero así es. Los tortolitos, forrados hasta la médula desde la cuna, no han soltado un euro desde que decidieron unirse en matrimonio.
Que nadie se envenene. La fama es así y debemos aceptarlo. Tiene ventajas económicas y desventajas mediáticas. Mientras Tamara e Íñigo disfrutan de su viaje gratuito, los medios retransmitimos cada movimiento de la pareja. No tienen escapatoria. Cada una de sus aventuras o desventuras serán capturadas y relatadas por revistas o programas de televisión. Precisamente por eso, hoy solo se habla de dos temas en nuestro país: el Caso Daniel Sancho y el salto al vacío de Íñigo Onieva.
Del supuesto crimen cometido por Sancho poco más hay que añadir, sin embargo, Onieva y sus andanzas sudafricanas todavía están por desmenuzar. Tamara e Íñigo sigguen disfrutando por la sábana. Han visto elefantes, guepardos, monos de todos los tamaños y rinocerontes de dimensiones inimaginables. Alojados en uno de los mejores hoteles de la zona, los tortolitos contemplan las preciosidades del país desde la máxima comodidad.
Pero no todo ha sido observar y relajarse, Íñigo también se ha lanzado a la aventura. Tal y como ha mostrado a través de Instagram, se ha tirado desde un puente a muchos metros de altura. Y no, no lo ha hecho porque estaba harto soportar a la Falcó, se trata de una actividad llamada 'bondie jumping' y es algo similar al 'puenting'.
Aunque le costó saltar, a Onieva parece haberle encantado la experiencia. Ahora que no puede practicar deportes de riesgo en la noche madrileña, ha optado por tirarse al vacío atado a una cuerda en Sudáfrica. ¡Já!
Fotos: Instagram