Se dijo que los invitados pasaron hambre y ahora podemos confirmarlo. En el bodorrio de Tamara e Íñigo hubo mucho estómago vacío. Más de uno, tuvo que ponerse a hacer macarrones con tomate al llegar a casa. El entorno era precioso, parecía un cuento de hadas, pero de la belleza nadie se alimenta. Tal y como ha confirmado la propia Falcó, la cena de su boda fue "ligerita".
La ceremonia se hizo eterna para algunos y corta para otros. Ambas familias dieron sus respectivos discursos y, al final, la sotana del cura ardió en llamas y la hermana del novio ejerció de bombera. Se abalanzó sobre el clérigo y apagó el fuego. Por suerte, "no le pasó nada en las manos", comentó Tamara en su regresó al programa de Motos.
En cuanto al vestido, admite que fue criticado pero encuentra consuelo en su chico: "A Íñigo le encantó". Eso sí, de cómodo tenía poco. Aquello era una especie de armadura que impedía cualquier movimiento de cadera y, a la hora del baile, cambió el 'outfit'. "El vestido era complicado, pero a Íñigo le encantó. Para el baile me lo tuve que cambiar", aseguró.
Tamara Falcó - El Hormiguero
Lo más caótico, sin duda alguna, fue la cena. El picoteo previó estuvo bien y lo invitados pudieron escoger entre "20 tipos distintos de aperitivos", pero después de armó la marimorena. Los invitados querían sentarse, reposar la servilleta sobre sus piernas y comenzar el banquete. Sin embargo, Tamara e Íñigo decidieron prescindir de esa parte.
Él se hubiera conformado con el cóctel, y Tamara, previsora, lo convenció para hacer "una cena ligerita". Y tan ligerita. Juan del Val y Nuria Roca, presentes ayer en 'El Hormiguero', admitieron haberse quedado con hambre. Según Informalia, algunos invitados se abalanzaron sobre el pan.
Fotos: El Hormiguero