Ana Soria y Enrique Ponce, traicionados: ni los amigos tragan al torero, ni el torero traga a los amigos, todos se la juegan en un azaroso juego

Ana Soria y Enrique Ponce, traicionados: ni los amigos tragan al torero, ni el torero traga a los amigos, todos se la juegan en un azaroso juego
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Las noches de farra y la tertulia social que se forma al salir para fumar son momentos muy peligrosos para los que no sabemos cerrar el pico ni con la mascarilla puesta, aunque haya periodistas revoloteando por ahí. A mí, nunca me ha pasado (ni mi vida ni la de los que me rodean es tan interesante) pero a la chupipandi de Ana sí, ya que ha sido cazada poniendo verde al torero.

Chayanne cantaba: "¡Hay que ser torero, poner el alma en el ruedo...!" Poner el alma en el ruedo, vale, aunque casi te cuesta la vida, Ponce, pero poner la mano en el fuego... Mejor no la pongas por nadie, amigo mío. Los jóvenes estamos podridos por dentro, y lo mismo te damos follow en Instagram que te damos por saco en cuanto hay ocasión. Y es que por la noche, todos los gatos son (Carmen) Pardo.

Así lo ha contado la colaboradora de 'Espejo Público', la hermana de Gue Pardo y la prima de Ana Cardo. Según esta periodista, mientras que la pareja cenaba en 'La Cuchara', un restaurante con el nombre de la postura en la que duermen, un shippeo formado por amigos de Soria empezó a discutir, probablemente por algún 'Like' en Instagram (cosas de la edad). La cabeza sensata del lugar, el profesor de 'filosofía del amor' Enrique Ponce, tuvo que mediar. Quizás, su herida en la muñeca sea de ese momento y no de la cogida del toro.

En la puerta del restaurante, según cuenta la colaboradora de Antena 3 a la que tanto quiere Belén Esteban, los amigos que salían para fumar (tabaco de liar, que es más barato y a esa edad no hay para mucho más) despotricaban de Enrique y Ana por ser demasiados empalagosos y, atención, porque las conversaciones del torero son muy aburridas, lo que viene siendo un 'chapas' de toda la vida, vamos. ¿De qué quieren que hable un hombre que va a la playa con silla y agranda las fotos del móvil porque no ve ni torta?

Vía | Lecturas

Comentarios cerrados
Inicio