Tamara Falcó, hecha un mar de lágrimas, cierra la puerta a una reconciliación y se despide de Íñigo Onieva

Íñigo Onieva y Tamara Falcó - collage poprosa
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La decisión está tomada: Tamara Falcó no quiere ver a Onieva ni en pintura. Tan solo un par de días después de que el empresario le pidiese matrimonio, salía a la luz un vídeo de este dándose el lote con una jovenzuela en un festival de música. Aquello tenía lugar hace exactamente dos semanas, y la la marquesa Griñón, cabreada como una mona, ha cortado por lo sano.

No hay perdón que valga. Tamara se siente engañada, triste y sin consuelo. El hombre al que confió su corazón le ha fallado a las puertas del altar. Aquel muchacho que se llenaba la boca negando cualquier tipo de infidelidad ha resultado ser un completo mentiroso, y Tamara todavía está en proceso de asimilarlo.

Tal y como aseguraba Beatriz Cortázar en 'Ya es Verano', la ruptura es definitiva. La Falcó ha dejado al que fuera su novio pese a la insistencia de este por recuperar la relación. Él asegura estar enamorado hasta las trancas, pero el amor, querido Íñigo, no entiende de mentiras. Tamara, por su parte, se encuentra afincada en casa de su madre hasta recuperar el ánimo.

 

Además, tal y como se desveló ayer en Telecinco, Onieva podría haber ideado una estrategia para frenar que el vídeo de su infidelidad viese la luz. Al parece, se apresuró a pedirle matrimonio a su chica al saber que aquellas imágenes se harían públicas. Es decir, pretendía "amarrar" a la marquesa para evitar que pudiera cortar con él al descubrir el pastel.

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