Íñigo Onieva deja la noche y busca curro: su transformación cristiana para enamorar a Tamara Falcó

Íñigo Onieva - Gtres
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Onieva es un hombre nuevo. Atrás quedaron las juergas sin límite, los chupitos de jagger o los reservados VIP en los mejores garitos de la capital. Aquella vida de soltero fiestero ya no es la de Íñigo, y el único motivo por el que ha dejado la noche tiene nombre y apellido: Tamara Falcó.

Cuando la hija de Isabel Preysler mandó a paseo a Onieva, él se encerró en el casoplón de su familia y llegó a una conclusión: recuperar a la marquesa a toda costa. Y para ello, sus hábitos de vida debían ser otros. En aquel momento, Íñigo decidió cambiar el cubata por el cáliz.

Se acercó a la fe, acudió a misa, rezó para recuperar a su chica y, milagrosamente, sus plegarias se cumplieron. Su transformación cristiana dio resultado, Tamara volvió a sus brazos y ahora todo es diferente. Tal y como publica Informalia, Íñigo está negociando su salida de la discoteca en la que trabajaba y quiere currar de día.

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Al parecer, el muchacho lleva días sin pisar el local en el que tantos jolgorios vivió. Aquella sala en la que su mente se evadía y florecían los deseos más primarios ha pasado a mejor vida, y Tamara parece estar muy orgullosa de ello.

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