Kiko Matamoros está flipándolo en colores desde que abandonó Honduras. Tras evacuar la playa en la que ha sobrevivido durante más de dos meses, el churri de Marta López Álamo se enfrentó al espejo, y fue entonces cuando descubrió la peor de las noticias: ha perdido sus músculos. Matamoros está escuálido, tiene arrugas por todas partes y ya está maquinando un plan para volver a convertirse en don Kinkón.
El momento fue épico. Nada más mirarse el espejo, Kiko no podía evitar echarse las manos a la cabeza. Aquellos músculos que tantas horas de gimnasio le costaron habían desaparecido. Adiós a sus abdominales y adiós a la piel tersa y firme. Kiko se ha transformado en una especie de pasa tatuada, y para colmo tiene una paleta rota. Está disgustado con su cambio físico, pero no tardará en poner en marcha una rutina para inflarse como el muñeco Michelín.
"Madre mía de mi vida. Si parezco Gandhi. Me he consumido totalmente. Hasta los brazos se me han descolgado. Estoy asustado", comentaba mientras observada su cuerpo con detalle. Kiko ha perdido la friolera de 20 kilos y un trozo de diente, pero está dispuesto a recuperarlos a base de batidos proteicos, huevos y jornadas interminables de gimnasio.
En cuanto pise España, el colaborador de 'Sálvame' comenzará su recuperación. Hará seis comidas diarias, tomará proteína por un tubo y no soltará las pesas ni para ir al baño. Y para que la remodelación sea completa, seguro que visita su clínica de confianza para recolocar todas esas partes de su cuerpo que perdieron forma tras su paso por Honduras.