¿Urdangarín o zangarín? Juan, hijo de Iñaki y la infanta Cristina, imita a Victoria Federica y no suelta el piti

Juan Urdangarín - Gtres
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Las nuevas generaciones de la familia del Rey no son el mejor ejemplo de trabajo y perseverancia. Por un motivo u otro, los nietos del emérito parecen haber heredado la peor cara de su abuelo. Son Borbones y les gusta la fiesta, el bar, las comilonas y los colegas. Son felices con un pitillo en la boca y un refrigerio en sus manos, pero cuando les toca esforzarse por algo, la cosa cambia...

Froilán siempre ha odiado las normas, los estudios y la formalidad. El tío es un vividor en toda regla y, por el momento, no da palo al agua. Mientras tanto, Victoria Federica ha encontrado el chollo de su vida en el mundo del postureo. La niña se tira cuatro fotos, colabora con varias marcas y se embolsa unos pastizales de infarto. Y claro, con semejante vidorra... ¿para qué seguir con la universidad?

Vic ya no estudia, y su primo, Juan Urdangarín, ha seguido sus pasos. Tal y como publica ElNational.cat , también ha abandonado su escritorio para vivir del aire. A sus 23 años, la única labor que se conoce por parte del muchacho es la enchufarse los pitillos en la puerta del bar.

Silvia Taulés, periodista, escribe lo siguiente sobre el retoño de la Infanta Cristina: "Juan, el mayor de los Urdangarín, estudió relaciones internacionales y ha pasado dos años ejerciendo de voluntario. El promogénito de los Urdangarin empesó sus estudios superiores en la Universidad de Essex, después de un año sabático en el que vivió en Camboya trabajando como voluntario para la ONG Sauce, a la que su familia está muy vinculada..."

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Ahora, Juanito (alias 'el zanganito') no se dedica a nada en concreto. Vive entre Madrid y Ginegra y no tiene oficio ni beneficio. Su hermana, Irene Urdangarín (17), también es perezosa a la hora de encender el flexo: "Dejó de ser una buena estudiante cuando entró en la adolescencia. La infanta Cristina está preocupara por los resultados acaémicos de su hija...", asegura la mencionada periodista.

De este modo, queda claro que los nietos de Don Juan Carlos no son amantes del trabajo duro. Podrían ser el mejor ejemplo para los jóvenes de nuestro país y aprovechar al máximo sus posibilidades, pero la realidad parece ser muy distinta: no dan palo al agua.

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