Isabel Preysler, en contra de la reconciliación de Onieva y Tamara Falcó: estas fueron sus palabras

Tamara Falcó - El Hormiguero
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Tamara Falcó se sentaba anoche en 'El Hormiguero' y desvelaba todos los detalles de su reconciliación con Onieva. Aunque ya concedió una entrevista hablando al respecto, en el plató de Motos se explayó sin miedo a posibles opiniones. Está convencida de su decisión a pesar de la negativa de su madre, Isabel Preysler.

La reina de corazones lo tiene claro: Onieva es un vividor y lo será toda su vida. No importa el perdón, las súplicas ni las alabanzas. Íñigo es un ligón, tiene alma de soltero y las cosas no saldrán bien con Tamara. Es duro que una madre piense tal cosa de su pequeña, pero Falcó tendrá que soportarlo.

Todo comenzó con un mensaje. Íñigo quería reconciliarse con la mujer se su vida, y ella accedió con el único objetivo de superar lo sucedido: "Él no tenía mi número de móvil y le escribió a una amiga mía para que me diera un mensaje. Quería hacer las paces y me pareció bien. Decidí enterrar el hacha de guerra y nos mensajeábamos. En Navidad le invité a venir a la Misa del Gallo" , decía Tamara.

"No les dije nada porque pensé que me iban a decir, a dar consejos y tal y no quería. Iñigo vino a casa el día 24 a recogerme y no se lo dije a nadie. Alucinaron cuando lo vieron, a Ana (Boyer) le dio un ataque de risa. Mami ya estaba acostada, así que no lo vio. Él tampoco sabía que yo no había avisado y me dijo '¿Pero cómo has hecho eso?'. Y yo dije 'Pues ya está hecho, ya saluda", relataba la marquesa ante la atenta mirada de Motos.

 

Después de la misa, tuvieron la conversación definitiva y ambos se dieron cuenta de que la química no había desaparecido. No se besaron y tampoco pasaron esa noche juntos, pero a raíz de aquello los mensajes de 'Whatsapp' fueron constantes. El 31 de diciembre, Tamara llamó a Íñigo y le dijo que aquello no podía ser. Después de las uvas, ya había cambiado de opinión.

"Un corazón roto duele, duele de verdad, pero yo tenía dos opciones: intentarlo o quedarme con la duda, y elegí la primera. Así que lo llamé en las uvas y le dije que se viniera a casa. Cogió la moto, vino y ya", aclaraba Tamara, que también confeso la negativa de su madre: "Mi madre quiere evitar que yo sufra y me dijo que Iñigo no va a cambiar, pero yo creo que sí, que la gente cambia, yo he cambiado".

De este modo, Isabel le dejó claro a su niña que Onieva no es el hombre de su vida, pero a Tamara le da igual. Quiere casarse, está enamorada y en seis meses dará el paso de vestirse de blanco.

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